sábado, 18 de enero de 2014

AMOR POR LA TIERRA


Palacio Municipal de Huangascar-Perú



Quiero compartir lineas escritas por un amigo de mi padre y ahora mi amigo; me agrada la forma como recuerda su adorada tierra la provincia de Huangascar, me conmueve su forma de expresarse y recuerdo a mi padre el Tayito que de igual forma extrañaba su tierra.

En terrenos  bañados por el río Mantaro, viven mis  hermanos de raza, mis compatriotas y  mi querido  compoblano y amigo de infancia: hombre de conocimiento  y mucha sagacidad.

Nicanor recibió las mismas impresiones que recibí. Todos los cambios  telúricos;  modus vivendi de nuestra
gente de quienes aprendimos las sabias maneras de vivir amoldándose en lugares  abandonados por nuestros  gobernantes. Huangáscar fué el  nido donde  aprendimos a forjar el carácter, donde aprendimos a leer y escribir y conocimos los principios de nuestra religión . Solo los que vivieron en las  encrucijadas abandonadas de nuestra cordillera,  son capaces de  sentir el amor por la tierra que nos vió nacer. Y hoy, Nicanor y yo llevamos recuerdos de la Noche Buena cuando el Viejo de Navidad hacía su aparición en las lomas de Cuchicancha, en la parte alta del pueblo. Allí, con su ronzal en mano y una máscara que daba miedo, hacía su entrada a la calle principal en medio  de  sonidos de las campanas y quemas de cohetes.
Surgía la algarabía general  a la que los perros del pueblo se aunaban. Dos orquestas  de músicos hacían su entrada  oficial : Chaupiparte  y Sarawasi. Cada orquesta estaba  compuesta de violín, harpa, dos clarinetes, bombo y un triángulo. Melodías de Huancayo eran  escogidas y  penetraban dentro, muy dentro de nuestros espíritus. Despues había un  "contrapunteo " de melodías entre las dos orquestas. Todo era seguido por el gran baile popular : " cuatro en cuatro " donde mancebos y doncellas, jóvenes y viejos danzaban sin descanso, por una hora. Y así, señoras que venían al pueblo cada vez que un Papa moría en Roma ( Cada 15 años como promedio ), danzaban sin cesar y sus diez polleras se contorneaban. El polvo se levantaba y nadie se miraba porque cada danzante estaba en un estado de  éxtasis. Y así los tres días de Pascuas eran  festejados. En sus movimientos expresaban sus sentimientos dormidos por muchos años y había libertad espiritual. Son eventos de un rincón de nuestra Patria y ahora, en estos momentos de
Diciembre 24 de 2013 debe estar ocurriendo en esa tierra que para nosotros era el Paraíso.

Veo la casa donde vivían. En fin,  vivo de esos recuerdos.
" Ay mis cabellicos maire, uno a uno se los lleva el aire ". Y así, la vejéz no perdona. Uno se vuelve calvo, sin dientes y coronado con arrugas que se parecen a nuestra cordillera de los Andes. Como no hay escape digamos:  Viva la vida, vivan las arrugas y callos y que los pecados que  pudieron haber  surgido sean llevados por Belzebú.




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