Mi madre una mujer de contextura delgada, estaba seguramente delicada de salud y no le abastecía la leche para amamantarme, por lo que tenía que ayudarse con la leche de vaca, muy buena, debido a que la alimentación del ganado consistía en alfalfa y de la buena.
Conmigo sucedió algo especial, entre el ganado ovino había una hermosa cabrita blanca cuya cría la había perdido y mis padres pensaron que muy bien podría amantarme sustituyendo a mamá. Hicieron la prueba y tanto yo como la cabrita congeniamos y aceptamos la nueva situación, llegando a compenetrarnos de tal manera que ambos nos buscábamos para estar juntos.
El ganado salía al campo al medio día y dejándome bien alimentado la cabrita tenía que salir con la punta, hasta la tarde en que volvía a los corrales. Era muy sugestivo lo que hacía la cabrita, se adelantaba a todos gritando de trecgo en trecho llegaba la primera, a la casa y yo que sentía sus validos salía al encuentro. Este, era de los más tierno; madre e hijo se acariciaban y luego lo de siempre a mamar la teta.
Esto sucedía todos los días sin ningún problema. Yo iba creciendo y ya quería seguir a la mamá, lo que por supuesto era impedido por mis padres. Pero sucedió un día que por estar pastando el ganado muy cerca a la casa la cabrita se acordó del hijo y se vino en su busca, como de costumbre me amamantó y como no había nadie, al retirarse yo la seguí.
En esos instantes, llego mi madre que había salido por unos segundos y al no encontrarme, comenzó la búsqueda por diferentes sitios hasta que faldeando una ladera que terminaba en precipicio, me vío mi madre, que caminaba hacia el abismo; corrió y me cogió en el preciso momento que iba a dar el paso definitivo.
Cuando llego mi padre fue informado de lo sucedido y sopesando el pro y el contra del caso acordaron sacrificar a la cabrita antes que perder a un hijo. Así termino la historia de la cabrita blanca.
Por motivo de las Navidades escogí este capitulo, pues siento que es muy tierno el cariño que se produjo entre la cabrita y mi papá.
¡FELIZ NAVIDAD PARA TODOS!
Recibamos a Jesús con mucho amor y sobre todo paz.